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MÁS QUE PALABRAS

LA CUMBRE EVITA TRES TEMAS CLAVES

LA CUMBRE EVITA TRES TEMAS CLAVES

POR LÍDIA MUÑOZ
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Todos los medios de comunicación en mayor o menor medida se han hecho eco de uno de los acontecimientos más significativos que cerraron el 2003: la celebración de la primera fase de La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI).

Las opiniones publicadas “a posteriori” sobre su alcance y resultados son dispares. Las más optimistas postulan que su simple celebración, debe considerarse en sí misma como un éxito. Y las más comprometidas con la consecución de la igualdad y la justicia social, han alertado sobre los problemas que pueden desencadenarse a escala mundial al haber dejado en el tintero el tratamiento de temas tan importantes como el de brecha digital, el gobierno de Internet o la creación de un fondo de Solidaridad Digital.

La evaluación es discutible pero el resultado es sólo uno. Los gobiernos que participaron en la cumbre adoptaron unánimemente, el 12 de diciembre, la Declaración y el Plan de Acción de la CSMI, que sientan las bases para alcanzar “una sociedad de la información orientada hacia las personas, donde puedan crear, compartir y tener acceso a la información y al conocimiento”. La Declaración contiene 11 principios clave y el Plan de Acción 147 propuestas. Sin embargo, las acciones concretas sobre el gobierno de internet y la creación de un Fondo de Solidaridad digital, dos asuntos ya controvertidos durante la etapa de preparación del evento, se han visto postergados hasta la celebración de la segunda fase de la Cumbre, que se desarrollará durante los días 16 a 18 de noviembre de 2005, en Túnez.

El S.XIX trajo consigo la era de la Sociedad Industrial, revolución que llevó a los países que pudieron “subirse a este carro” destino al Primer Mundo. Ello causó una brecha enorme que acabó separando dos universos diferentes; el de la pobreza y el de la riqueza. Se fraguó lo que ahora conocemos como el primero, el segundo y el tercer mundo. Mientras unos evolucionaban otros eran exprimidos y condenados al empobrecimiento progresivo al no poder mantener el ritmo económico y evolutivo que marcaban los primeros. Ahora, en la era de la información, Internet y las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) se han presentado como la revolución actual.

En el S.XXI nadie parece discutir que la introducción de Internet de forma cotidiana ha proporcionado una transformación abismal en la vida de las personas. Nos encontramos sin duda, tal como expresa el
documento de presentación de la CMSI “en medio de una gran revolución, tal vez la mayor que la humanidad haya experimentado”.

Ignacio Ramonet, director de la versión española del diario Le Monde-Diplomatique afirmaba en su artículo El nuevo orden de internet que: “Ya nada es como antes. El aceleramiento y la fiabilidad de las redes han modificado la manera de comunicarse, de estudiar, de comprar, de informarse, de distraerse, de organizarse, de cultivarse y de trabajar de una importante proporción de los habitantes del planeta”

Así, si tenemos en cuenta que Internet es el “Gran Banco” de información y que la información es poder, el acceso homólogo de todos los ciudadanos del globo a esta información podría lograr la corrección de la disparidad y la consecución de una sociedad más equitativa. Internet podría traer consigo la igualdad para todos, pero la distancia entre la dimensión ideal y la real, se ha puesto de manifiesto estos últimos días en la CMSI.
La sociedad civil y las ONGs, que tantos esfuerzos habían sumado para la consecución de una sociedad de la información más justa, han visto como la primera fase de la Cumbre se ha convertido en la expresión de frustración del que en su inicio era el objetivo principal: la corrección de la disparidad existente en el acceso y uso de las TIC.

¿Cómo queremos solucionar esa desigualdad entre ricos y pobres si no ponemos fin a ese abismo que se abre entre los países bien provistos de tecnologías de la información y los desprovistos de ellas***?, ***(léanse las cifras recogidas en el artículo de Ignacio Ramonet y en el artículo
Info-ricos e Info-pobles: la brecha digital).

¿Cómo queremos romper con la “brecha digital” si los países ricos se niegan a comprometerse financieramente con la evolución tecnológica de los más pobres, arguyendo que la ayuda actual es suficiente?

¿Cómo quiere los dirigentes de la CMSI, que no escuchemos a Nilo Cayuqueo, , jefe mapuche argentino, cuando afirma que tal “como está diseñado el mundo de la información, se pretende que los indígenas ingresen en él como simples consumidores y no como actores”, si las acciones del máximo órgano rector agudizan esta praxis?

Todas estas cuestiones volverán a abordarse en la segunda fase de la Cumbre, esperemos que con mayor acierto que el obtenido hasta el momento. La ruptura de la “brecha digital”, la creación de un Fondo de Solidaridad y la buena gestión del gobierno de Internet, es decir aquel que escuche las voces de todos “grandes o pequeños”, sin duda harán más habitable este mundo fracturado y desigual.

ENLACES RELACIONADOS:

Cumbre mundial sobre la sociedad de la información
Espacio de Consulta para la Sociedad Civil
CMSI Ginebra 2003

DEMÁS DOCUMENTOS DE SOPORTE:

Dossier de fotocopias con los artículos de enredando y el resumen mensual ofrecido en la misma página.

Una cumbre para la Sociedad de la Información. Karma Peiró.

La interculturalidad y la cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Maria del Carmen Moreno Vélez.

Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Jordi Flamarich

Enredando

ENTREVISTA A ARTUR SERRA

POR BUCANEROS
P.3

La sociedad actual tiende a caminar hacia lo que ha pasado a denominarse como sociedad del conocimiento, que en palabras de Artur Serra es por naturaleza “Aquella comunidad humana donde se produce conocimiento”.
La sociedad hasta la fecha ha vivido sumida en la producción de conocimiento para la propia subsistencia, pero lo cierto es que desde hace algún tiempo las cosas están cambiando. Los que defienden esta idea de variación abogan por designar este nuevo estado social como sociedad de la información y coinciden en señalar que nos hallamos justo en el inicio de esta nueva etapa llamada a ocupar el futuro próximo. Según Serra actualmente aún nos encontramos en el umbral de la Sociedad del Conocimiento, o lo que es lo mismo la etapa conocida como Sociedad o Cultura de la Información, que ha nacido gracias al desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación, las TIC, surgidas de la informática y de Internet.

Para los que como Artur Serra, coordinador del Centro de Aplicaciones de Internet (CANET), defienden una progresiva adaptación de los ciudadanos e instituciones gubernamentales a esta nueva realidad que se asemeja irrefutable, lo importante ahora es “desarrollar la infraestructura que sea capaz de absorber estas necesidades” y Internet Internet es tan sólo la infraestructura de la sociedad del conocimiento, pero esa sociedad esta todavía por diseñar y construir. Debemos asumir pues que no se alcanzará la cumbre de la sociedad del conocimiento hasta que no se hayan asumido las bases necesarias que nos lleven a ella. En definitiva Internet es la autopista hacia la sociedad del conocimiento, pero para que nos dote de un resultado efectivo, esta vía grande e inmediata debe estar cimentada por unas TIC desarrolladas, o TSI “Tecnologías de la Sociedad de la Información” como defiende Serra.
Las redes ciudadanas, nacidas en USA y Canadá como "freenets", eran redes con servicios comunitarios basados en redes informáticas puestos en marcha por la propia sociedad civil local. Podemos obtener artículos y materiales de este primer proyecto en: CANET

No obstante, mucho ha llovido desde que en el barrio Neoyorquino de Harlem una profesora de instituto (Tonia Stone) fuera precursora en lo que en la actualidad conocemos como redes ciudadanas, con su projecto Community Technology Center Network. Ahora bien, el tema de las redes ciudadanas todavía continúa siendo un campo de experimentación, porque desde aquella primera red de PC las cosas han evolucionado pero las carencias de forma siguen siendo palpables. Las redes ciudadanas que actúan en la actualidad se ven privadas de las necesidades que les permitirían ampliar su función socializadora y hacer llegar esa información generada en base a unos recursos informáticos a un abanico más amplio de la población. La infraestructura falla, es una cuestión de forma.
Las redes ciudadanas no deben entenderse como un mero servicio de acceso a la red ofrecido por una entidad publica universidad o ayuntamiento o entidad sin animo de lucro, es decir como una simple web de información local, sino que debe considerarse como una asociacion com objetivos propios y distintos al resto de asociaciones de la sociedad civil local donde se expandan y comportan conocimientos. Las redes ciudadanas deben ser como un laboratorio de la sociedad de la información en pequeño, puesto que detrás de cada ordenador hay una persona, gente que se agrupa en el seno de su comunidad aportando conjuntos informáticos e información.

Asimismo, se habla a menudo de una Barcelona digital y se olvida al hacerlo que la ciudad Condal esta faltada de un urbanismo digital que permita llevar a buen puerto un proyecto de esta envergadura. Para Artur Serra, buena parte de esta responsabilidad radica en los organismos gubernamentales y en concreto en las actuaciones que al respecto esta llevando a cabo el ayuntamiento que “no permite que aquellos que poseemos conocimientos sobre la materia los pongamos a su disposición” y afirma que” las personas que queremos hacer una gran Barcelona digital reclamamos un espacio, negado en repetidas ocasiones, desde el cual poder llevar a cabo nuestras ideas”.
El error radica en que el ayuntamiento de Barcelona como organismo público ha querido aglutinar el concepto de ciudad digital en su página Web oficial. En opinión de Artur Serra la necesidad primera es huir de este monopolio y abrirse a nuevas propuestas ya que “ la ciudad necesita una página Web donde las infraestructuras y los ciudadanos tengan presencia”. El ayuntamiento, pues, debe hacer crítica constructiva de su gestión y entender que la sociedad de la información no funciona como la del bienestar. Un proyecto de tal envergadura necesita de la colaboración de todo aquel que pueda y tenga algo que aportar. Los ciudadanos pueden ofrecer estos conocimientos y brindar los medios para alcanzar esas metas. Es necesaria una interacción entre ayuntamiento y ciudadano.

La pregunta que desde nuestro grupo se formuló hacía referencia a las posibles ventajas que el proyecto urbanístico 22@ pude suponer para el desarrollo de la Sociedad de la Información en Barcelona y Cataluña. Artur Serra afirmó que se trata de un proyecto positivo para avanzar en las nuevas tecnologías aunque el elevado precio de las oficinas en la zona dificultará el acceso de las pequeñas empresas.